Fechas clave

Desde tiempos inmemoriales, la historia de Gaougnas está vinculada a la de los hombres de Clamoux, los vestigios descubiertos en las primeras habitaciones de la red subterránea, dan testimonio de una larga ocupación del sitio que remontará a la Edad del Bronce. A pesar de que las excavaciones en el refugio rocoso de Gaougnas no siempre fueron guiadas por un espíritu científico, debe destacarse que sin embargo se desenterraron un número significativo de materiales. Estudios serios, esbozados en 1934 por el doctor Cannac y luego conducidos por Jean Guilaine, han dado lugar a numerosos descubrimientos.

Los primeros documentos escritos, fechados en 1570, nos dan a conocer que en el mes de mayo de aquel año los molineros de Villeneuve-Minervois y de otros pueblos río abajo se asociaron para comprar una parte del prado contiguo al lugar conocido como del Gaougnas con el objetivo de desviar el lecho del Clamoux y evitar así verlo perderse en el “Reboul”, remolino por el cual el agua se infiltraba en la entrada de la grutta.

Fue solamente bajo Napoleón III cuando el famoso agujero llamado “Reboul” fue obstruido para construir la carretera actual que une Villeneuve-Minervois a Cabrespine.

Estas obras cubren la pérdida conocida del río, pero no impiden que este último encuentre nuevos pasajes y vuelva a su lecho subterráneo. En ocasión de las obras, también fue obstruida la entrada del Gaougnas y no se volvió a oír hablar de la cueva durante muchos años.

Fue solo en 1880 que la gruta volvió a la memoria de los hombres del Clamoux a través de un suceso dramático: aquel año, durante el mes de junio, Pierre Baleste, residente del pueblo, sufrió una caída mortal en el “Barrenc”. Es el guardia campestre del pueblo quien sacara el cuerpo magullado del pobre hombre, este guardia se convertirá , bien a pesar suyo, en el primer espeleólogo en penetrar en esta sala a cielo abierto, de 150 metros de profundidad. Este mismo “Barrenc” del que se pueden ver salir a veces grandes volutas de vapor de agua, lo que indica la llegada del invierno, será años más tarde escenario de otro suceso menos dramático. En 1927, un perro que habían lanzado al Aven logró volver a casa de su amo saliendo por el río Gaougnas y demostrando así la conexión entre los dos cavidades.

Al año siguiente, la erosión continua del agua, hizo que se desmorone la tierra al borde de la carretera en la entrada del pueblo; el señor Bordel, propietario del lugar en aquel momento, programa el agrandamiento de una excavación, por consecuente exploró algunas galerías y encontró el pasaje secreto del río Gaougnas. Se tendrá que esperar una buenos 20 años de empeño de un puñado de espeleólogos para que, durante el año 1959, se lleve a cabo la confluencia entre el Gaougnas y el Barrenc. Estas obras de desobstrucción durarán más de dos meses. En esta ocasión saldrán a la luz varios metros del río subterráneo.

Tres años más tarde, en 1961, una coloración del agua del Clamoux confirma la leyenda según la cual unos patos que se habían soltado en el Reboul habían salido vivos delante de los cuatro castillos cátaros de Lastours. A partir de ese momento, queda demostrada la existencia de una red subterránea de gran envergadura entre Lastours y Cabrespine. Se llevarán a cabo decenas de exploraciones infructuosas con el fin de encontrar el pasaje que permite de penetrar en esa red tan codiciada. Habrá que esperar aún hasta el verano de 1968 para que dos espeleólogos, tras numerosos esfuerzos, fuercen el pasaje del río y vayan a parar, maravillados, al pie de la gran sala de la Sima Gigante.